Por. Miguel Ángel Sánchez de Armas
Nació en Aguascalientes el 10 de mayo de 1913 y murió en la capital de la República el 30 de diciembre de 1960. Le apodaban “El brigadier” por sus convicciones políticas y la legión de amigos que comandaba. Durante la segunda guerra mundial la revista Life escribió a propósito de su obra artística: “Antonio Arias Bernal le ha declarado a Hitler su guerra privada”.
Fue el más importante caricaturista político mexicano de la primera mitad del siglo XX y el más empeñado en la lucha contra el fascismo en los tiempos aciagos del Tercer Reich y del Eje. Con Abel Quezada y Ernesto García Cabral formó un triunvirato formidable e inigualado hasta nuestros días.
Si el Escuadrón 201 llevó las armas nacionales al frente de batalla del Pacífico, Arias Bernal libró su personal guerra de guerrillas contra el Eje en publicaciones como el New York Times, Life, Collier´s y otras revistas internacionales. En México su trinchera fue la memorable Siempre!
A lo largo de su trayectoria impulsó un estilo original y nuevo, caracterizado por trazos sencillos llenos de ingenio e ironía que dieron lugar a una nueva escuela en la caricatura política.
En 1941 publicó “Como un solo hombre”, un cartón emblemático en donde la figura de un soldado ciudadano surge anclada del norte y del sur de las Américas en posición de sólida defensa. La efigie, sin casco ni uniforme, parece desbastada de un bloque de mármol, lleva un rifle en los brazos y transmite firmeza y serenidad.
Fue quizá la mejor alegoría gráfica de la defensa continental americana contra la ola de barbarie fascista desatada desde Berlín, Tokio y Roma.
Caricaturizó mordazmente a Hitler y al fascismo con tal eficacia que la Oficina de Coordinación de Asuntos Interamericanos lo invitó a Nueva York poco antes del comienzo de la guerra y desde esa ciudad difundió su obra a todo el mundo libre.
En el frente nacional, sus cartones aguijonearon la alerta contra la amenaza fascista en publicaciones como El Hogar, Vea, México al Día, Todo, Hoy, Excelsior y los Soles.
En 1952 fue galardonado por la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia con la medalla de oro “María Moors Cabot”, la más antigua presea otorgada a comunicadores del continente americano. Desde que fue establecida en 1938, sólo la han recibido siete cartonistas.
En Aguascalientes realizó sus primeros estudios. En 1932 se traslado a la ciudad de México e ingresó a la Academia de San Carlos, en donde destacó como uno de los alumnos más brillantes.
Siendo estudiante comenzó a publicar sus caricaturas en varias revistas y muy pronto se hizo un nombre en el medio periodístico. Regino Hernández Llergo lo llamó para colaborar en la revista Hoy .
Otra faceta del trabajo de Antonio Arias Bernal fue la creación de publicaciones de humor y crítica, como Presente, Don Ferruc , El Serrote y El Futuro.
Con Freyre, Audifred y Abel Quezada, fundó el semanario Don Timorato, revista que posteriormente se transformó en libro con guion del columnista más leído en aquel México, Jorge Piñó Sandoval.
Don Timorato es un ciudadano que enseña a los mexicanos cómo conducirse en caso de un bombardeo en los tiempos en que México declaró la guerra a las potencias del Eje, después de que submarinos nazis hundieron varios buques petroleros de bandera mexicana en el Golfo.
Ante la posibilidad de que el país fuera blanco de ataques aéreos, se decretaron ejercicios llamados “apagones”. En las principales ciudades se cortaba la energía eléctrica sin previo aviso cualquier noche y aviones de la Fuerza Aérea simulaban ataques. Los ciudadanos debían guarecerse en fila india en las banquetas y los autos apagar luces y motores.
La idea de usar un libro de caricaturas para dar lecciones gráficas y de fácil comprensión sobre defensa civil fue adoptada por la Lotería Nacional, institución que financió el proyecto.
En sesenta y cuatro páginas en negro, rojo y verde, se narran las peripecias de Don Timorato durante un ataque aéreo a la Ciudad de México.
Cuando no hace lo correcto aparece en rojo y mientras sigue las indicaciones de la defensa civil, en verde. Si se pone a ver la caída de las bombas desde su ventana, el color es rojo. Pero cuando se refugia bajo una cama o una mesa, con un radio, un botiquín, agua y comida, el color cambia a verde.
Don Timorato fue un muy popular personaje en aquellos días. Tanto como la canción “El Apagón, de Ernesto Cortázar y Manuel Esperón. El libro tuvo gran demanda y circulaba de mano en mano.
Arias Bernal también fue autor de War Games, una baraja donde aplicó su pluma al relato de los principales acontecimientos bélicos. Estos naipes fueron de gran utilidad para instruir a la población civil acerca de las amenazas de la guerra. En la Biblioteca del Congreso de Washington siempre estuvieron en gran demanda.
Este mayo conmemoramos el 108 aniversario del natalicio de Antonio Arias Bernal, “El brigadier”, un personaje cuya vida y obra hoy, lamentablemente, están relegadas a la parte oscura de la memoria de los mexicanos.
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