Andrés Manuel López Obrador no cesará jamás la guerra en contra del INE. Será el punto de partida para emprender una reforma política de más largo aliento.
Una que transforme nuestra democracia representativa en una suerte de “democracia del pueblo”, vaticina Luis Carlos Ugalde, presidente de Integralia Consultores.
Algo sabe del tema. Era consejero presidente del IFE en las elecciones del 2006 que ganó Felipe Calderón por estrecho margen: 0.56 por ciento.
El resultado nunca fue aceptado por el actual presidente de la República, quien no pierde oportunidad de descalificar al árbitro electoral. El mismo árbitro que doce años después- en 2018- oficializó su victoria.
Ayer responsabilizó al INE del poco interés de los mexicanos en el extranjero de votar en las elecciones intermedias de junio próximo. Sólo hubo 33,698 registros.
El dato le sirvió de pretexto para reiterar que se tiene que renovar el sistema electoral mexicano.
“Esa es una prueba del fracaso del INE. Lleva años manejando presupuesto y no logra que se faciliten los trámites para que puedan votar nuestros paisanos en el extranjero.
“Son aparatos para que no haya democracia, creados para no permitir la democracia o para obstaculizar el que el pueblo pueda elegir libremente a sus autoridades”, aseguró.
Está cantado que quiere desaparecer el INE. Ya habló de trasladar sus funciones al Poder Judicial. Ganas no le faltan de devolvérselas a la Secretaría de Gobernación. Pero le mide.
En 1988, cuando esa secretaría fungía como “árbitro electoral”, se “cayó el sistema” cuando la votación favorecía a Cuauhtémoc Cárdenas sobre Carlos Salinas de Gortari en 1988. ¿Verdad Manuel Barttlet?
La única vía de defensa del INE es el voto. Lo que no se logre el seis de junio, será difícil remontar después, advierte Ugalde.
El ex consejero presidente del IFE –hoy INE- asegura que nunca el árbitro electoral había enfrentado una cruzada destructiva desde el mismo poder presidencial.
“Hubo jefes del ejecutivo que no dieron el respaldo que el instituto requería. Fueron los casos de Fox y Calderón. Felipe transó, incluso, una reforma electoral que removió a varios consejeros que habían organizado la elección en la que él resultó electo”, recordó.
***
Al presidente le gana la víscera con el periodismo crítico. Ese que no le aplaude ni le echa incienso cada mañana. No sabe contenerse en coyunturas difíciles y agrede.
El derrumbe del metro es un ejemplo. La tragedia ha sido nota destacada nacional e internacionalmente. ¡Y cómo no! ¿En qué parte del mundo se cae el metro de una altura de 20 metros?
AMLO considera “amarillismo” que los medios cuestionen la falta mantenimiento de la fatídica L12 que, a la luz de lo que ya se sabe y se ve, es incuestionable.
El dato de que hasta los vecinos advirtieron del desnivel y las fracturas en las trabes en ese tramo del metro no deja margen para hablar de accidente.
Es homicidio culposo. La fiscalía local ya abrió una investigación. Oficialmente van 25 muertos y 79 heridos. Hay que encontrar a los responsables.
A AMLO le revienta que la tragedia se asocie la falta de mantenimiento; que se diga que la austeridad republicana le quitó recursos a esa tarea, como lo hizo la Coparmex.
“El mantenimiento del Metro tiene presupuesto suficiente, lo autoriza la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México. ¿Qué tiene que ver eso con la austeridad?”, preguntó molesto.
A la Coparmex le mandó el siguiente mensaje:
“Son muy perversos y estos conservadores son también muy hipócritas, porque estoy seguro que hasta van a misa los domingos y confiesan y comulgan para dejar el marcador en cero.”
Su intolerancia a la crítica apareció una y otra vez en la mañanera de ayer. Habló de una crisis, de falta de ética de medios nacionales y extranjeros.
“Durante el período neoliberal en México y en el mundo fueron totalmente cooptados por los grupos de intereses creados; dejó de haber medios de información verdaderamente independientes. Es un fenómeno mundial, es una decadencia.
“Son tiempos de canallas”, resumió.
***
No hay que perder de vista la bronca que se viene en el Instituto Electoral de la CDMX. Involucra al contralor Francisco Calvario, nombrado en el 2019.
Y es que en diciembre del 2020, la SCJN anuló los nombramientos de algunos contralores locales, entre ellos el del Instituto Electoral.
Ordenó reponer el procedimiento, porque a Calvario le faltaba un requisito: no había trabajado en el Instituto antes de ser nombrado. La sentencia fue ignorada. El contralor siguió en el cargo.
Se abrió una segunda convocatoria. Volvió a salir Calvario. El Congreso local lo ratificó. Dicen que lo apadrina Rosa Icela Rodríguez. Fuenes informadas aseguran que volverá a ser revocado el nombramiento y habrá nuevo contralor.
Hay seis candidatos que sí cumplen los requisitos.
FIN.