Raúl Flores Martínez.
Es un hecho de lo que sucedió en la Línea 12, no es un accidente, no es producto de la casualidad, mucho menos de la mala suerte, es producto de la mezquindad de las autoridades, que se quieren llevar miles de pesos en las bolsas con la compra de productos de mala calidad.
Hoy 25 familias les lloran a sus seres amados que perdieron la vida, esos muertos que no pudieron despedirse de sus familiares que quizá los esperaban para cenar o contarse las incidencias del día.
“Un accidente” una frase que minimiza y desprecia el dolor de las familias que velan y entierran a sus muertos, una frase salida de los labios de la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum que se adorna advirtiendo que se hará una investigación profunda para dar con los responsables, si es que los encuentran en el gabinete de la cuarta transformación.
Una investigación que aseguró no se fijara en el gabinete Federal, mucho menos en el Partido Morena, y no, no es un secreto que tanto Marcelo Ebrard Casaubond, como Mario Delgado Carrillo, quienes tienen una parte de culpa del dolor que ahora tienen 25 familias.
Hasta cuándo entenderán esas mentes cuadradas y cerradas que hay cosas que no deben de ser sometidas a la mediocre idea de la austeridad republicana, una de ellas las obras públicas.
Hoy el pueblo bueno, una mayoría del pueblo bueno llora, se desangra por la desgracia de la Línea 12, el pueblo bueno llora mientras su protector, su mesías de Macuspana, sigue en su mismo ritmo de negar absolutamente todo, pero hoy no culpa a las administraciones pasadas.
Es raro, pero el Presidente López Obrador, no culpa a las administraciones pasadas por este accidente, quizá porque dentro de esas administraciones en la actualidad son funcionarios en su gabinete, y otros, son líderes de su partido político, lo que es peor, su sombra protectora cubre bien a la inoperante Florencia Serranía, aún directora del Sistema de Transporte Colectivo Metro.
Hace unas semanas, la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum despidió a dos trabajadores que por equivocación pusieron en funcionamiento los altavoces en la ciudad de México, pero no tiene esa voz de mando para remover de su puesto a Florencia Serranía.
Serranía Soto, tiene por lo menos tres “accidentes” dentro del Metro que han quedado en la memoria colectiva. Uno el choque de dos trenes el 10 de marzo del 2020 en la estación Tacubaya de la línea 1.
El segundo es el incendio del Centro de Control el nueve de enero del año en curso y el tercero la caída de la trabe de la interconexión Los Olivos de la Línea 12, tres hechos que ya deberían de haber cesado a esta funcionaria; sin embargo, algo pasa que es inamovible en la administración morenista de la capital del país.
Hoy el pueblo bueno, una parte del pueblo bueno llora la mezquindad de la cuarta transformación, que son y serán las mismas ratas, solo que con un color diferente que prefieren tener sus bolsillos llenos de dinero a costillas de decenas de familias que hoy lloran la ausencia de sus seres amados.
