Rubén Cortés.
El origen de la tragedia de la Línea 12 del Metro está en la marca de la casa del grupo político que gobierna hoy en México: otorgar a empresas de su preferencia las obras públicas, sin competencia abierta con otras. Hoy mismo, otorga así ocho de cada 10 obras.
Marcelo Ebrard, actual canciller, construyó la Línea 12 durante su gestión como Jefe de Gobierno del DF (2006-2012) sin concursos ni convocatorias que dieran entrada a más participantes del mercado, que aquellos que decidió él por inspiración personal.
Le dio la obra civil (28 mil millones de pesos) a ICA-Carso-Alstom y la construcción de los trenes (18 mil millones de pesos) a la española CAF. Por el camino, las constructoras aumentaron tanto los costos que acabaron estafando a los capitalinos.
Porque seguimos pagando con nuestros impuestos el costo de la Línea 12, por la cual el gobierno de la CDMX desembolsa anualidades de mil 300 millones de pesos, en una obra que se construyó sin licitación pública.
Ahí tiene que estar la lectura de la tragedia ocurrida el lunes por la noche en la Línea 12: en la estafa, la corrupción y la opacidad que provoca el modo de gobernar del grupo político que tiene la presidencia actualmente en México.
Ese gobierno, del cual Ebrard es en los hechos el vicepresidente (su jefe lo tiene comprando pipas, vacunas y enseres, o lo manda por él al G-20), llegó al poder con la puntillosa promesa de acabar con la corrupción, pero en verdad la alienta haciendo licitaciones directas.
En 2020 batió el récord histórico para las adjudicaciones a dedo (el récord anterior era suyo también), al realizar compras sin licitación de por medio superiores a los 205 mil 195 millones de pesos: 43 por ciento del monto total contratado ese año.
Una empresa beneficiada es la misma a la que benefició el actual canciller en la Línea 12: ICA, que está construyendo el tramo Izamal-Cancún del Tren Maya por más de 25 mil 829 millones de pesos. ICA era consentida antes, y es consentida hoy.
Ahora, esto es muy serio, ya que ICA construyó la obra civil para transporte masivo de pasajeros que se acaba de desplomar (matando al menos 25 personas), y ahora también construye otra obra civil para transporte masivo de pasajeros, como el Tren Maya.
Pero esta marca de la casa (consistente en privilegiar las licitaciones a dedo de las obras de gobierno) es una manera eficaz de gobernar imponiendo el miedo y la obediencia, pues crea o destruye fortunas y premia o castiga a los amigos o enemigos de quien gobierna.
Eso sucedió en la Línea 12 colapsada.
Eso sucede en el Tren Maya.