Marissa Rivera.
La tragedia volvió a tocar las puertas de familias mexicanas.
La desgracia nos enlutó a todos. Nos dejó indignados, impotentes, con coraje, porque esta vez, el infortunio lo provocó la negligencia, corrupción, ineptitud, omisión y arrogancia de las autoridades.
Las condolencias han llegado de varias partes del mundo, incluso el buscador “Google”, se solidarizó y colocó un moño negro en su pantalla principal.
El presidente declaró tres días de luto nacional y la bandera a media asta, por la tragedia que dejó a varias familias doloridas. Bienvenida la solidaridad y la empatía. Pero necesitamos respuestas, señor presidente. No debe haber impunidad ni clasificar tal información como reservada.
Culpables hay. Que lo indiquen las autoridades. Que no haya opacidad en este lamentable accidente, como los ha habido en otros.
La tragedia se pudo evitar. Desde el inicio de actividades de la llamada “Línea Dorada”, los especialistas advirtieron las fallas y los riesgos que representaba, pero fueron ignorados y 19 meses después de su inauguración, el Sistema de Transporte Colectivo Metro tuvo que cerrar 11 de las 20 estaciones por falta de seguridad. Además de ordenar el cierre ¿Qué hizo Miguel Ángel Mancera, entonces Jefe de Gobierno para solucionar los problemas? ¿revancha política?
La Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, insiste en que se ha realizado la inspección y mantenimiento que dictan los protocolos, pero desde septiembre de 2017, vecinos de Tláhuac se quejaron de los daños que dejó el temblor, justo en la parte de la estructura que colapsó el lunes pasado.
¿Hubo omisión? ¿De verdad le dieron mantenimiento y no se dieron cuenta del daño? ¿Quién dice la verdad?
No existe ningún consuelo para quienes perdieron a sus seres queridos. Sus familiares ya no están. Más allá de prometer justicia (que difícilmente la habrá), deberían ocuparse en que jamás vuelva a ocurrir un suceso como el de la Línea 12.
Ya sabemos lo que sigue: “se realizará una investigación exhaustiva para llegar a la verdad”; “se llegará hasta las últimas consecuencias y se castigará a los responsables”. Palabras huecas sin soluciones. Frases para salir del embrollo.
Porque la realidad es otra. Cuando las investigaciones revelaron que durante la construcción de la línea dorada hubo irregularidades y se cometieron diversos delitos, como peculado, uso indebido del ejercicio público, uso indebido de atribuciones y facultades, entre otros, los responsables fueron funcionarios menores. Esos funcionarios destituidos y castigados solo obedecían órdenes.
Imagine usted que ocurrirá ahora en tiempos electorales. Será muy difícil saber quiénes son los responsables, es más, ni con el peritaje internacional, lo sabremos, por lo menos, no antes de las próximas elecciones presidenciales.
Dos de los personajes que se mencionan como posibles candidatos de Morena a la Presidencia de México, están señalados por la opinión pública como “posibles” responsables de la tragedia.
Marcelo Ebrard, entonces Jefe de Gobierno, gobernaba cuando se construyó la Línea 12 y Claudia Sheinbaum, es la actual Jefa de Gobierno de la Ciudad de México desde hace más de dos años.
La situación en la que se encuentra todo el Sistema de Transporte Colectivo Metro, no solo la Línea 12, es deplorable. La lista de responsables es larga, aunque algunos se deslinden y esquiven sus culpas.
Cómo olvidar las sonrisas, las poses, el primer viaje agarrados del pasamanos, aquel octubre de 2012. Ahí estaban muy contentos, en la apresurada inauguración de una ruta sin concluir.
Felices frente a las cámaras Marcelo Ebrard, entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de México; Miguel Ángel Mancera, recientemente electo como su sustituto; Carlos Slim, Presidente de Carso y Bernardo Quintana Isaac, Representante de grupo ICA, encargados de la construcción de Línea 12, y hasta la esposa de Ebrard Casaubón, Rosalinda Bueso.
Hoy no hay sonrisas, el luto embarga a varias familias que esperaban a sus seres amados y ya no llegaron, porque abordaron la funesta línea dorada.
México dolorido.