Rubén Cortés.
El pecho del embajador dejó de ser bodega. El hombre de Trump en México afirma que el presidente mexicano ha sido pasivo ante los cárteles de la droga, y que éstos controlan el 40 por ciento de México: más que la DEA, que dice que controlan la tercera parte.
Sin embargo, visionario en la catástrofe que le puede acarrear a su gobierno la inacción ante el crimen organizado que comenta Chris Landau, el presidente mexicano tapó el pozo antes de que se ahogue el niño, y limitó con una ley la labor de la DEA aquí.
En un conversatorio con ex embajadores, el representante del gobierno de Trump en México aseguró que el presidente mexicano “considera que es imposible vencer a los cárteles de la droga” y por eso “ha adoptado básicamente una actitud de dejar hacer”.
La afirmación de Landau coincide con el informe del Comando Norte de Estados Unidos: “Los cárteles operan en áreas no gobernadas de México, entre un 30 a 35 por ciento del territorio, y eso es síntoma de un problema más grande”.
Y con el de la DEA: “Los cárteles de Sinaloa, CJNG, Beltrán Leyva, Noreste, Zetas, Guerreros Unidos, Golfo, Juárez, La Línea, Los Rojos y Familia Michoacana son la mayor amenaza para EU, con rutas de transporte, comunicación y afiliaciones con pandillas locales”.
Sin embargo, el presidente mexicano se blindó legalmente para no tener que enfrentar a los cárteles y, en diciembre, hizo aprobar al vapor la Ley de Seguridad Nacional que, para él, significa la defensa de la “soberanía” y para la Casa Blanca “el beneficio a los cárteles”.
Así, los agentes de la DEA no podrán hacer detenciones, portar armas sin permiso del gobierno mexicano ni tendrán inmunidad judicial, podrán ser expulsados y tendrán que informar sobre todo lo que investigan.
Se trata de una estrategia del gobierno mexicano que consiste en “con los narcos, no” y “con los migrantes centroamericanos, sí”, ya que mientras plantea la paz con los criminales, acaba de reforzar con 10 mil soldados la persecución de migrantes en Chiapas.
De hecho, la encargada de la seguridad pública coincide con la afirmación de Landau en que la estrategia implementada contra los narcos no es la del enfrentamiento: según ella, la guerra contra el crimen falló y hay que buscar la paz.
Y también cuando Landau afirma que “el presidente mexicano ha adoptado una actitud de dejar hacer ante los cárteles, lo cual es obviamente problemático para Estados Unidos y un gran problema para México”.
Lo que sucede es que la prioridad del presidente hoy no es el narco: es acabar de armar un gobierno regido por el pensamiento único del presidente.
Todo lo demás puede esperar.